España hoy

ESPAÑA HOY


Autor: Ignacio Fernández de Castro
Editor: Ruedo Ibérico.
Lugar y fecha: Turin, 1963.
Páginas: 500.


CONTENIDO

Otra obra distribuida [sic] por "Ruedo Ibérico", de París, aunque impresa en Italia (Tipografía Toso, Turín). Es muy extensa y, según se dice en ella, "Ruedo Ibérico" "ha estado a punto de agotar sus modestas posibilidades editoriales". Más que una obra con sentido unitario es un conjunto de panfletos, poemas, octavillas clandestinas, crónicas difundidas por "Radio España Independiente", alocuciones del Partido Comunista y de otros partidos y organizaciones, artículos periodísticos, documentos y pseudodocumentos. Es producto de una labor colectiva: unos treinta nombres aparecen a lo largo del texto. Entre ellos, los autores de cierto número de "poemas" (Gonzalo Abad, Rafael Alberti, Julián Andújar, J. M. Caballero Bonald, Jaime Gil de Biedma, Serafín González. Francesco Vallverdú y otros). Los prosistas son Pepe Balaguer, José Luis Escudero, Iñaki Goítia, Luis del Nalón, Miguel Ríus y otros. A lo largo de la obra se puede percibir cierta vinculación a Einaudi. Por si no bastase su apología a propósito de los Canti della Nuova Resistenza Spagnola (páginas 332 a 335), Antón Salamanca nos va recordando en páginas sucesivas el nombre del editor italiano en sus sonetos "einauditos". El texto va ilustrado con más de 200 dibujos y grabados y 64 planchas fotográficas fuera del texto.

El libro está dividido en tres partes. La primera comienza en noviembre de 1943, momento en el que se constituye en Méjico una Junta antirrégimen, continuación de la Junta Suprema de Unión Nacional, que funcionaba en Francia bajo control del Partido Comunista Español. Este período finaliza en los primeros meses de 1962.

La segunda parte comienza con la petición de ingreso de España en el Mercado Común, en febrero del mismo año, y se extiende hasta el mes de julio de 1962. La tercera, "era de la liberalización", finaliza en el verano de 1963.

La obra ofrece, además, dos apéndices. El primero es una relación de partidos y grupos políticos, alianzas e instituciones, señalando los que, a juicio del autor, tenían existencia en octubre de 1963. El segundo es el índice de fuentes de la obra.


JUICIO CRITICO

Continúa con esta obra la conocida trayectoria de "Ruedo Ibérico", cuya capacidad editorial está, sin duda alguna, muy por encima de las "modestas posibilidades" de que se hace mención en la contraportada de la misma. En efecto, sólo sobre este tema de España ha publicado en un reducido lapso de tiempo El laberinto español, de Drenan, obra evidentemente tendenciosa; el Diario de la Guerra de España, de M. Koltsov -comunista y falso-, y La Guerra Civil Española, de Hugh Thomas, entre un grupo de obras menores, como. por ejemplo, las que integran la serie "Biografía" y la serie "Testimonios", cuya tenciencia demuestra claramente que dicha Editorial es una empresa comprometida, no sólo bajo el punto de vista político, ya que sirve a intereses que no son precisamente los de la verdad y la ciencia, sino también bajo el económico, única razón de la intensa actividad desarrollada, que no puede explicarse por motivos de éxito editorial.

Una característica interesante de esta obra es el haber sido impresa en Italia, a diferencia de lo normal en otras publicaciones de esta Editorial, que lo fueron en Francia o Suiza. Esto nos puede quizá indicar que la obra iba a tropezar con dificultades para su gestación en Francia, lo que es ya un indicio de su cometido y tendencia extremistas.

El autor principal, Ignacio Fernández de Castro, llega con esta obra a la cima de una pirueta política, ya que no de una perfección literaria. Fernández de Castro, si bien hombre de tendencias desacordes con la España actual, no había jugado al menos hasta ahora con claridad las bazas comunistas. Y es que para calificar a Fernández de Castro, hay que incluirse en el grupo de los"resentidos" de filiación política negativa. Alférez provisional, allá en Vitoria, se sintió ofendido por la actitud de su superior, separándose del servicio activo. Y aquí nacieron sus escarceos políticos.

Para comprobar esto de la baza comunista, véase, si no, en la obra, la abundancia de fuentes de este tipo: la inserción cuidadosa de todas las alocuciones de Dolores Ibarruri y Santiago Carrillo, el gran espacio ocupado por las extensas crónicas de "Radio España Independiente", las declaraciones del Partido Comunista de España, actuaciones del Partido Comunista italiano... Basta ver el "índice de Fuentes" para darse de ello una idea cabal.

Pasando a la consideración de la obra, y a lo largo de este juicio crítico, debemos tener presente un interesante párrafo de la página IV, que nos evitará algunas extrañezas:

"...Debemos hacer constar que no pretendemos haber efectuado un trabajo 'imparcial', desapasionado. Tal cosa era imposible y la finalidad del libro se oponía a ello en cierta medida."

En efecto, la deformación de los hechos como sistema y la tremenda intoxicación informativa que caracteriza a la guerra psicológica, invento soviético, al fin y al cabo -antes de que la emplearan los nazis-, se hallan en perfecta y compenetrada unión tal como iremos viendo a lo largo de estos párrafos. Y desde luego sirve bien este libro para estudiar prácticamente los métodos de propaganda comunista basados fundamentalmente en dos ideas básicas: el "slogan" (la jaculatoria secularizada), repetición incluso obsesiva de una misma idea, y la deformación de la verdad, construcción de una mentira sobre una pequeña base, un hecho sin importancia que dé cierto pie aparente a la noticia. Así, de un pequeño conflicto laboral interno crean una huelga general, y de una comisión consultiva, una aireada manifestación de protesta.

No hace falta esforzarse en hacer ver que se trata de información "fabricada", pues, ¿qué visión nos da España hoy de nuestro país? La de una nación en agitación permanente, dominio del despotismo y la arbitrariedad, donde los obreros hilvanan tremendas huelgas generales sin solución de continuidad, donde reinan el caos y la miseria... La situación política, social y económica de España es bien conocida hoy día no sólo por los españoles, sino por las visitas y estudios de numerosas comisiones sindicales, bancarias de Organismos económicos y otras. Aparte de que este caos, o -según otros- el "orden carcelario", no podría pasar inadvertido a los millones de turistas que nos visitan, a menos de suponerlos a todos subnormales.

Toda la obra adolece de cierto infantilismo, lo que marca dos tipos de personas, posibles destinatarios de la misma: o de baja formación intelectual o para antípodas con un absoluto desconocimiento de la España real y auténtica de hoy, que no tiene ningún punto de contacto ni el más parecido, a pesar del título, con el contenido de la obra. Este infantilismo es aún más notorio en los documentos gráficos de la obra: sus fotografías han esperado el "oportuno" momento de la mueca del Guardia Civil, del gesto hosco de un hombre cualquiera; han escarbado los bajos fondos para encontrar la panorámica más desamparada... Y en cuanto a dibujos y caricaturas han sabido combinar hábilmente la alusión grosera y sucia con la más baja y falsa intención política.

No se puede hablar de estilo, sino de estilos, en esta obra colectiva. La prosa queda al nivel literario de la soflama con abundancia de vocablos clásicos en la literatura política de la filiación que consideramos. Los poemas llegan a mayores alturas que la prosa.

Al pasar al análisis del contenido vamos a ir examinando los puntos fundamentales de la obra, prefiriendo esta separación por materias a la exposición puramente cronológica.

Comencemos por la Política exterior. Aquí es donde resulta más difícil la deformación de la verdad, y la obra no puede falsear los hechos. El ano 1945 constituye para el autor, la "noche negra" del régimen de Franco. Las dificultades que España encontraba en las relaciones internacionales fueron consecuencia de la labor negativa y antipatriótica de los grupos más influyentes de exiliados, los que dice Fernández de Castro, "empiezan a vivir pendientes de los vencedores de la guerra mundial y a esperarlo todo de estas potencias y se disputan la herencia antes de que la caída del régimen se produzca..." (pág. 7). La labor de estos exiliados no tuvo grandes dificultades que vencer porque su cultivo fue el ambiente extranjero hostil convencido de la incapacidad política de España para gobernarse a sí misma. Las declaraciones del Generalísimo, de mayo de 1946, puntualizarían luego claramente: "...no son los pueblos los que están contra España; es la política sectaria de los grupos apoderados de los órganos de oposición; es la obra eterna de los fariseos..."

Más adelante -ya estamos a fines de 1946- dice el autor: "Para el régimen la cuestión vital durante el año ha sido resistir. El tiempo trabaja a favor suyo; sutilmente la situación ha ido cambiando..." (Pág. 11.) En 1948 fue excluida España del Plan Marshall. Pero en 1950 "España empieza a romper el aislamiento internacional" (Pág. 21). "La Asamblea General de la ONU decide anular la resolución que recomendaba a los Estados miembros retirar los embajadores de Madrid e impedía a España la adhesión a instituciones internacionales de las naciones Unidas. La resolución se toma por 38 votos a favor, diez en contra, y doce abstenciones..," (Pág. 21.) No necesitamos hacer un especial hincapié en la evolución política internacional entre los años 1945 a 1950. Y ella nos hace ver que no es España la que cambia, sino los restantes países occidentales. El peligro comunista, inexistente o adormecido tan sólo en la mente de estadistas incapaces o traidores, se hace bien patente en Corea y aún más en las anexiones de la U.R.S.S. Y es sólo entonces cuando se reconoce el papel de nuestra nación en defensa del mundo libre.

La petición de entrada de España en el Mercado Común es tratada en la obra (págs 51 a 60) mediante la inserción de diversos comentarios, que tienden a considerar casi únicamente el aspecto político de la incorporación sin sopesar las verdaderas razones económicas que hacen que algunos países europeos no vean con buenos ojos nuestra entrada. Los que consideran predominantemente las dificultades de orden político, es decir, el hecho de que no exista en España el sufragio universal, la completa separación de poderes y el respeto a las libertades de palabra, religión y credo político -en su opinión-, no quieren ver el proceso institucionalizador de nuestro país, el carácter de democracia orgánica de nuestro Régimen y las leyes liberalizadoras que van marcando el progreso ante la madurez política del país (Ley de Asociaciones, de Libertad Religiosa, etcétera). En apoyo de esto, de que no existe un obstáculo insalvable, vienen las más recientes noticias sobre próximas reuniones para tratar de la futura asociación de España a la organización europea. En cuanto a la llamada "Conferencia de Roma para la libertad del pueblo español", en abril de 1962, reunió la flor y nata de los "liberadores"; "se encontraban en la sala los ex-combatientes garibaldinos, los legionarios de las brigadas internacionales de todo el mundo...; había barbudos cubanos..." Además de los clásicos "compañeros del viaje", otros hombres significativos representantes de Bulgaria, Checoslovaquia. Hungría, Rumania, la U.R.S.S., el comunista francés Billoux, el comunista inglés Alexander, los héroes de la Unión Soviética Smirnov y Saburov, Luigi Longo, Santiago Carrillo, etc.

Más adelante dedica el libro un capitulo a lo que llama la "solidaridad internacional". Comienza el mismo con un facsímil de "L'Humanité", del 8 de junio de 1962, que da ya coloración al texto: "Frères d'Espagne, nous sommes avec vous". Lo que nos trae a la memoria la época en que sí estuvieron aquí, en las Brigadas Internacionales, y dejaron en nuestro suelo un recuerdo imborrable, tal que no parece quieran ellos repetir la estancia, ni los españoles la tolerarían.

Como prolongación al tema de esta "solidaridad", trata la obra del caso Einaudi y la publicación de los Cantos de la nueva resistencia española. En esta materia debemos distinguir dos aspectos fundamentales: el político, de ataque a nuestro Régimen e Instituciones, y el religioso, claramente blasfemo. En el primero, es imposible atisbar un asomo de crítica popular. Sólo encontraremos groseros insultos. Y en cuanto a que sean productos de estudios musicológicos o sociológicos realizados en suelo español, son los españoles mismos los que pueden ponerlo en duda porque ellos, mejor que el grupo de italianos de "Italia Canta", conocen su folklore, por popular y soterrado que sea.

En cuanto al segundo aspecto, traemos aquí las frases con que "Osservatore Romano", del 12 de enero de 1963, consideraba la "obra":

"La publicación por el editor Einaudi de los Canti della nuova resistenza spagnola, bajo el aspecto de investigación documental, contiene citas de obscenidades sacrílegas equivalentes solamente al odio que sobreentienden hacia Cristo y la Iglesia, e induce a consideraciones necesariamente amargas y firmes.

La primera es que ninguna supuesta causa editorial, política o ideológica, puede justificar la propagación de insultos a Dios y a Cristo, que es imposible reproducir ni siquiera en forma alusiva, tan grande es su indescriptible bajeza.

La segunda consideración es que semejante expurgo no refleja cierta ni objetivamente los sentimientos y las opiniones de los españoles en general o en particular, ya que es bien conocida la alta y severa sensibilidad católica del ánimo español.

La tercera consideración es que estas referencias hacen pensar solamente en nuevas perspectivas de odio hacia la Iglesia de España, la cual se dedicó entonces a curar las atroces heridas de la guerra civil, y ahora a defender y elevar a la población obrera, como lo demuestran documentos y obras incluso recientes, mientras que en las iglesias españolas blanquea en el mármol el recuerdo de los 7.000 sacerdotes asesinados por la Revolución. La gloria de tantos apóstoles y la denuncia de los verdugos de toda y cualquier derivación perdura más que nunca, como indicación de una historia que es cosa vana intentar borrar o mistificar."

Y ya en pleno camino de la publicación de nuestra verdad española y del más rotundo mentís a falsas leyendas sobre nuestro pueblo, está la desaparición, real de nuestras fronteras que supone el turismo. Pero estas ventanas que ha abierto España al mundo no hacen muy felices a los redactores de la obra, a juzgar por los artículos seleccionados sobre el tema. Así, en diversas partes del libro se toca el tema del turismo. Pero donde se centra la opinión de los autores es en la página 431, donde se encuentran la declaración de "Nueva Senda" (de la Federación Ibérica de Juventudes Libertarias), de marzo de 1963, que merece los honores de una tipografía especial, y la conjunta de la F.A.I., C.N.T. y F.I.J.L., sin fecha.

En la declaración de "Nueva Senda" se pone de manifiesto la llamada "Operación Advertencia", con objeto de prevenir al turismo internacional del "serio peligro" de utilizar determinadas líneas aéreas y de continuar afluyendo al territorio nacional. En la segunda que citamos se pide a los turistas que no empleen sus ahorros en España. La argumentación de estas declaraciones se basa en que el turismo es un puntal de la economía de Franco y que, según ellos, tiende a depauperar aún más al pueblo español al contribuir a la inflación. Ya queda bien claro que los promotores de la operación no vacilarían en hundir la economía española con tal de dañar al Régimen. Y en cuanto a la presunta depauperación, el turismo, verdadero "milagro español" para Tamames, proporciona trabajo y divisas que, invertidas en elevada cifra en mejora de maquinaria industrial, mejorará sucesivamente el rendimiento del trabajo y con ello el nivel del productor.

Pasando al análisis de lo que la obra contiene sobre política interior, vamos a comenzar por la consideración de la actividad anti-régimen. Ya que por derecho propio le corresponde, iniciamos el somero análisis por la labor del partido comunista. Resulta muy interesante entresacar párrafos del libro.

- En diciembre de 1949, "el partido comunista, liquida totalmente y de manera oficial la táctica de guerrillas, y desaparecidos en la lucha muchos de sus viejos cuadros, se prepara, mediante una activa reorganización, a entrar en liza en el interior de España con la táctica de infiltración en las organizaciones legales" (Pág. 16).

- En octubre de 1951, reunión de dirigentes del partido comunista: "En la nueva etapa de la lucha contra el franquismo, el partido tenia que desprenderse de cuanto dificultase el reforzamiento de sus vínculos con la clase obrera y también con los núcleos sociales que manifestaban más o menos claramente su oposición al franquismo...; luchar por la democracia y su desarrollo no es una cuestión de propaganda..., sino una tarea fundamental." Esto de la vinculación del Partido con los demócratas antifranquistas muestra, una vez más, que los comunistas son unos maestros consumados en el arte de variar su táctica, mudable por esencia, siempre que estas variaciones sirvan para avanzar, por poco que sea, en el camino señalado. Ya se encargarán luego de eliminar a los vinculados.

- En junio de 1956 se reúne el Comité Central del P.C.E., que formula por vez primera la política de reconciliación nacional. Lo que refuerza aún más las consideraciones del párrafo anterior.

- En enero de 1960 se celebra el VI Congreso del Partido Comunista... "El partido comunista está dispuesto a hacer todas las concesiones necesarias -que no impliquen dejación de sus principios- para lograr de una u otra forma el entendimiento de todas las fuerzas antifranquistas de derecha e izquierda" (página 38). Es reconocer en Franco su único obstáculo: ayudadme -dice el partido comunista- a derribar a Franco y lo demás lo obtendremos por añadidura.

- En octubre de 1961 asoma un poco más la oreja; así dice Santiago Carrillo en el Pleno del Comité Central: "...el partido comunista, conjuntamente con aquéllos (los elementos activos del interior), no vacilará en asumir la iniciativa de la lucha para derribar a Franco... y encabezar la nueva situación democrática que, como consecuencia, se cree en España" (Pág. 44).

Si del partido comunista pasamos a las restantes organizaciones anti-régimen, verá el lector en el libro -sobre todo el no iniciado- una tal cantidad de partidos y organizaciones y de siglas extrañas que podrá pensar con razón que, a pocos miembros que tuviera cada uno, absorberían la población española. Así, partidos de vida precaria, escindidos a su vez en fracciones, forman un cuadro que hace pensar en una de las causas fundamentales de la derrota roja del 39: su falta de unidad, tan claramente expresada por Rojo en Alerta de los Pueblos. Y que no hablamos en teoría lo mostró el fracaso de las jornadas de "Reconciliación Nacional" (Págs. 34 y 35).

La justicia española constituye el blanco predilecto de los ataques de los redactores de la obra, y es donde encontramos, si cabe, mayor número de falsedades. Es precisamente la sensación de imponetencia [sic], al contemplar veinticinco años de fracasos en el desarrollo de campañas terroristas en el interior de nuestra patria, lo que les hace acumular calumnias. Hubieran querido una Justicia que fuera posible rebasar, pero no hubo más remedio -recordemos a los bandoleros y las invasiones masivas desde Francia- que establecer la Ley de Seguridad del Estado y el Decreto-Ley de Represión de Bandidaje y Terrorismo. ¿Qué más hubiéramos deseado que continuar con la legislación ordinaria? Fueron ellos los que obligaron al Estado a defenderse frente al asesino y al terrorista.

Así, ¿podrá parecer extraña la imposición de la pena de muerte a algunos bandoleros en 1946, autores de innumerables fechorías criminales? O ¿cómo han de juzgarse a elementos armados, y provistos incluso de material de transmisiones, cuya finalidad era llevar la insurrección al territorio nacional? No es aquí lugar de analizar uno a uno los casos que inserta Fernández de Castro, bástenos algunos:

Dice la obra (pág. 30) que el día 30 de agosto de 1957 "fue asesinado por la policía, en Barcelona, José Luis Facerías, 'irreductible luchador'". Dejando a un lado lo del asesinato, que fue lucha al aire libre -¿preferirían mejor una policía armada?-, veamos la hoja de servicios del Facerías:

- Doce atracos, que incluyen un asesinato y heridas causadas a un obrero.
- El incendio de un garaje.
- Colocación de explosivos en cuatro locales y en una tribuna preparada para un desfile: en una de ellas se causaron varios heridos.
- Robo de coches, ametrallamiento, etc.

En 1959 (pág. 38) se impuso una pena de muerte por "represión política". Otra en 1960 por terrorismo. Ninguna en 1961. Pueden examinarse los historiales de los condenados; además, las cifras resisten la comparación con cualquier país occidental.

Pero la mayor campaña de intoxicación informativa, en la que se puso en movimiento todo el aparato comunista internacional, secundado por sus Organizaciones Frente, que tanto abusan de la palabra "democrático" en sus denominaciones, fue la de Grimau. España hoy dedica 17 páginas al tema. Naturalmente que la figura de Grimau viene tendenciosamente deformada en el libelo: hombre luchador, valiente, de historia limpia, víctima de la "represión fascista". Los hechos son muy distintos: Policía rojo, jefe de cheka, autor de asesinatos y violencias físicas y morales y entrado clandestinamente en España a fin de asumir la dirección de todas las actividades extremistas del partido comunista en España para la organización de actos de sabotaje y la reconstrucción del aparato comunista mediante la creación de células y comités provinciales, locales y de fábricas. Estos planes justifican por sí mismos la pena de muerte.

Las actividades de Grimau como chequista tuvieron, en el juicio que se celebró, una amplia comprobación. En las actas del mismo pueden leerse declaraciones como las de la viuda de don César Sánchez Catalina: "siendo detenidos (el matrimonio) por la policía roja, a cuyo frente iba, como jefe, Julián Grimau García, quien se apoderó de todos los objetos de valor... después de destrozar cuadros religiosos y muebles se llevaron lo que consideraron de valía...; trasladados a la plaza de Ramón Berenguer el Grande, número 1, en la que tenían una titulada Brigada Criminal, y en los sótanos instalada una cheka..., sufrieron malos tratos de palabra y obra... Todo esto lo organizaba el célebre Grimau... Otro caso conocido fue el don Germán Tárrega Carrillo..., al que quemaron los pies con un soplete para que declarara, siendo más tarde fusilado... ; fue fusilado su marido (don César Sánchez Catalina) en unión de otras setenta y dos personas más..., la mayor parte detenidas por Grimau". Sigamos leyendo las declaraciones de las víctimas o sus familiares: "más tarde esas personas fueron sometidas a crueles interrogatorios, martirizados por el propio Grimau" (declaraciones de don Francisco Romero Sánchez); "supo que su hermana Joaquina fue torturada por el propio Grimau" (declaración de doña Joaquina Sot); "Que su hijo y hermano don Eduardo fue detenido e ingresado en la cheka que existió en la plaza de Ramón Berenguer el Grande, número 1, donde, siendo sometido a interrogatorio, fue objeto de una brutal agresión, a consecuencia de la cual le fue saltada, a golpes la dentadura..." (declaración de doña Otilia Argente y doña Teresa Roma); "Sobre Grimau, concretamente, debo manifestar que desde el primer momento demostró una vileza y una degeneración absolutas...; como actos graves son los realizados por dicho sujeto contra la integridad personal de los detenidos...; empleaba un dispositivo eléctrico...; una cuerda de violín..., puesta en su arco, que provocaba, aplicada sobre la garganta, agobiante asfixia..; a uno de los detenidos se le castró en la silla de barbero, donde existían unas placas eléctricas... (declaración de don Nicolás Riera), etc.

No parece necesario continuar la relación de horrores. Para más detalle, pueden verse las fotocopias de las actas y otras informaciones en el folleto editado por el Servicio Informativo Español: Crimen o castigo; documentos inéditos sobre Julián Grimau García, 1963.

Otro proceso causa especial indignación a Fernández de Castro: el habido en julio de 1963 contra Joaquín Delgado y Francisco Granados por terrorismo. La indignación es explicable. La Operación "Advertencia" contra el turismo se va a pique. ¿Cómo es posible que los sistemas de seguridad españoles actúen tan rápida y eficazmente? Y entonces inventan la patraña propagandística infantil: "Ellos no han sido." Pero la circunstancias están claramente demostradas; Francisco Granados introdujo en España 20 kilogramos 950 gramos de dinamita plastificada, una ametralladora, un explosor, bombas de mano... Con ello pudo haber realizado unos 2.000 atentados, y sus amigos no perdonan que llevara a efecto solamente dos -el de la Dirección General de Seguridad y el de Sindicatos-, y quedaron 1.998 sin efectuar. Que fueron ellos está bien probado, hasta el pequeño detalle de que acto seguido de la explosión de la Puerta del Sol pusieron un telegrama a Francia diciendo que "estaban bien de salud". Pero recordemos los hechos del 30 de julio de 1963:

"Poco después de las cinco y media de la tarde hizo explosión una carga de plástico que manos criminales habían adherido en la parte interior de uno de los pupitres del local destinado al público que acude a la Dirección General de Seguridad para el despacho de sus pasaportes.

La explosión ha ocasionado 20 heridos; dos de ellos muy graves: una mujer y una joven de dieciséis años... Más tarde el número de lesionados se eleva a 33. En la Casa de Socorro del distrito del Centro fueron asistidos María del Carmen Anguita Abril, de dieciséis años, soltera, domiciliada en Salinero, 68, que sufría quemaduras de tercer grado en la espalda y el tronco y en ambas piernas, y que en estado gravísimo pasó al Equipo Quirúrgico número 1; Isabel Pena Muñoz de cuarenta y dos años, casada, que vive en el Paseo de las Delicias, número 65, con quemaduras de segundo y tercer grado en ambas piernas y "shock" traumático, todo lo cual determinó su traslado, en grave estado, al Equipo Quirúrgico citado anteriormente"... (de la Prensa diaria).

Y nadie que conozca el manejo de los explosivos puede creer lo que la propaganda terrorista alega: que no existe en estos actos intención de causar daños personales. ¿Quién puede controlar los efectos de un explosivo colocado en un lugar frecuentado?

Otro "héroe" para la obra que nos ocupa es Ramón Vila Capdevila, "Caraquemada", muerto en un encuentro con la Guardia Civil el 7 de agosto de 1963. Lo que no dice España hoy es que en su "haber" figuran:

- Cinco asesinatos (entre ellos el de un matrimonio inglés).
- Veinte atracos.
- Cuatro secuestros.
- Gran número de sabotajes.

Al estallar el Alzamiento estaba cumpliendo condena por asesinato y salió de presidio para recibir las insignas de Comandante rojo.

Otro caballo de batalla de Fernández de Castro es la situación laboral en España. Como decíamos al principio, parece como si el productor español viviera en perpetuo estado de guerra. Y hay un hecho bien claro que puede demostrarse con datos fehacientes: a excepción de Rusia y los países comunistas (paraísos en los que "no existe agitación laboral"), España presenta un índice de conflictos laborales más bien reducido. La obra dedica una extensión desmesurada a estos conflictos, narrados especialmente por "Radio España Independiente", emisora situada paradógicamente en suelo comunista. El tema favorito para los redactores de España hoy son las huelgas de Asturias. Pero antes de entrar en materia es preciso salir al paso de una falsedad aun mayor: se narra la revolución de Asturias de 1934 con frases como, por ejemplo: "Por fin, socialistas de Mieres, comunistas de Sama, Cenetistas de la Felguera y de Gijón se encuentran juntos y en un común propósito: salvar a la República, infundirle un sentido progresivo, trasformarla en democracia auténtica (Pág. 71). Parece algo así como el avance del "Salvation Army" cantando himnos de gloria. ¿Cómo fue la realidad? Bien es sabido; pero no busquemos la versión oficial. Leamos lo que dice Georges-Roux en "La Guerre civile d'Espagne", página 44, refiriéndose a esta sublevación de Asturias: "Treinta mil mineros, armados en grupos feroces, resueltos, forman un "ejército rojo". En algunas horas se apoderan de los principales núcleos de la población. Por todas partes se constituyen "comités revolucionarios" que tienen a la región en un puño y hacen reinar el terror, los conventos son incendiados, las iglesias quemadas, los sacerdotes fusilados, los ricos molestados, sus casas saqueadas, sus mujeres violadas. Cuando acabe esta aventura habrán quedado destruidos setecientos cincuenta edificios públicos o privados: la capital, Oviedo, estará en ruinas."

Añadamos a este párrafo el incendio de la Universidad, ardió toda ella con su biblioteca y la destrucción de la Cámara Santa, originaria de los siglos IX a XII.

Pasando a los conflictos, aún más normales en una economía de desarrollo y a su consideración en el conjunto de la economía española, llegaremos a la conclusión de que son de carácter laboral y económico, pero que no saldrían del limitado marco empresarial sino los "politizasen", agrandándolos y extendiéndolos las organizaciones anti-régimen, determinados a medios de difusión extranjeros y algunas jerarquías espirituales.

Es evidente que el cauce del Convenio Colectivo permite dirimir las disparidades entre obreros y empresarios, constituyendo la más eficaz herramienta del trabajador para la consecución de sus legítimas aspiraciones. Por ello, la oposición política, que no tiende a solucionar el conflicto de intereses, sino a crearlo o exacerbarlo, ve en el convenio un estorbo para su labor disolvente.

El intento de desorbitar los hechos está bien claro. Se habla (Pág. 30) de "las grandes acciones de masas en los años 1951 y 1956". La primera fue, en realidad, el malestar producido por las alzas de los precios de los transportes públicos en Barcelona y por un conflicto laboral de cuarenta y ocho horas de duración en Vizcaya y Guipúzcoa. Eso en un año. La segunda "acción de masa", la de 1956, se refiere a algunos conflictos del mes de abril de dicho año enPamplona, Bilbao y Barcelona.

Luego, más adelante, los conflictos laborales de 1958 y los de estos últimos años vienen en la obra, como decimos, con la fidelidad a la verdad que puede esperarse de "Radio España Independiente". El espacio de esta crítica no permite el análisis detallado de estas "informaciones".

Quedan aún muchos puntos sabrosos de la obra por comentar: el fracaso de la "Huelga Nacional Pacífica" (Pág. 36), la calumnia absurda del manifiesto que figura en la foto número 25, en la que se acusa de la campaña terrorista a la propia Policía española (en junio, cuando ya se aproxima la temporada turística...). las cartas de los "intelectuales", etc.

Un punto sí merece la pena comentar, el bizarro capitulo dedicado al clero vasco (Págs. 197 a 205). "X. Domingo", el narrador, nos cuenta una entrevista con un sacerdote vasco. "Sabe lo que quiere; el terrorismo... No se excita. No es un excitado. Habla con calma, naturalmente. No es un sacerdote: es un vasco." Luego va imaginando supuestas charlas con "curas" que han llegado ya a un acuerdo con el marxismo... Ante este capítulo nada más oportuno que trascribir las frases pronunciadas por el Cardenal Antoniutti -no un "cura español reaccionario"- en mayo de 1962.

"Hace ahora veinticinco años que entraba en España, al final de julio, cuando se apagaba el fuego de la batalla de Brunete. Llegué a Navarra, enardecida por sentimientos de religión y patriotismo, y la impresión que tuve fue la de un pueblo lleno de virilidad que luchaba por Dios y por su Patria.

Venía con una misión de caridad, y traía una bendición del Papa para los que se habían propuesto la difícil y delicada tarea de restablecer el orden, la justicia y la paz.

Al comenzar mis viajes por tierra de España tuve mi primera y trágica visión de la guerra que todo lo destruye, en Ochandiano, el primer pueblo de Vizcaya, en el que saltaban a la vista los dolores e impresionantes seriales de la profanación del templo y la mutilación de las imágenes sagradas.

Junto a los muros de Teruel, en el frío comienzo de 1938, busqué en vano al Obispo Padre Polanco, que después de larga prisión e increíbles sufrimientos, debía seguir la suerte de otros once Obispos torturados y muertos de la forma más inhumana..."


In Boletin de Información Bibliográfica nº 22-23, octubre-noviembre de 1964, pp. 9-17