Estos dos escritos presentan los resultados iniciales de una investigación sobre el funcionamiento de las haciendas andinas peruanas. Ambos fueron leídos en congresos académicos y como van a publicarse en inglés seria raro e incluso descortés no publicarlos también en castellano.
En mis trabajos anteriores había hablado de "colonato rentable" para designar formas de tenencia de la tierra y de utilización del trabajo tales como las aparcerías (o el yanaconazgo en la costa peruana) que son introducidas con la intención de aumentar los ingresos de ios propietarios y lo había contrapuesto a lo que llamaba " colonato tradicional " para designar el sistema empleado en las haciendas andinas, que no sabia aún cómo explicar. Estos dos estudios contribuyen a aclarar la cuestión de cómo funcionaban las haciendas de la Sierra del Perú en tiempos recientes. Sin embargo, la tarea está recién empezada porque los materiales son muy abundantes y porque es imposible llegar realmente a entender la Sierra del Perú sin comprender el idioma de su pueblo. El segundo de estos escritos resume además algunas conclusiones de mis trabajos anteriores sobre Andalucía y Cuba, y avanza un paso más hacia una teoría de las formaciones sociales agrarias. Estos estudios pertenecen al terreno de la antropología económica, la sociología rural, los sistemas económicos comparados.
Quienes hemos trabajado sobre haciendas andinas (como Alejandro Schejtman y Cristóbal Kay) le estamos más en deuda a Rafael Baraona y a su sólido trabajo sobre el Ecuador que a las genialidades de A. G. Frank y de sus críticos. Al profesor Magnus Moerner le agradezco el envió anticipado de sus valiosos ensayos bibliográficos sobre las haciendas en América latina (publicado en Hispanic American Historical Review, mayo de 1973) y sobre historia agraria de la región del Cuzco. Estoy también en deuda con las investigaciones de Pablo Macera y con él personalmente, aunque no estoy seguro que esté de acuerdo conmigo. Al profesor Eric Hobsbawm le agradezco que me mostrara el borrador de un articulo sobre invasiones de haciendas, lo que me ayudó a concretar algunos de los argumentos del segundo de estos escritos. Por último, debo a Heraclio Bonilla la idea de trabajar con los papeles de las ex-haciendas.
Uno de los indudables beneficios de la reforma agraria peruana ha sido la creación del Centro de Documentación Agraria, dependiente del Tribunal Agrario, donde se recoge, cataloga e investiga libremente los archivos expropiados. Los historiadores agradecerán para siempre esta ilustrada decisión de las actuales autoridades peruanas. Este proyecto, financiado por el momento por el comité conjunto de estudios latinoamericanos del Social Sciences Research Council y American Council of Learned Societies de Nueva York, cuenta con el apoyo del Tribunal Agrario, de la Dirección general de Reforma agraria y de instituciones universitarias tales como el Seminario de Historia rural andina de la Universidad de San Marcos y otras. El impulso inicial fue dado por el Instituto de Estudios Peruanos. Agradezco por la parte que me toca la ayuda de estas instituciones y la oportunidad de trabajar con tales archivos, sin que ninguna de ellas tenga por supuesto responsabilidad alguna de lo que aquí se dice. Otros estudiarán otros papeles, o los mismos, y dirán otras cosas.
Estoy también profundamente agradecido a St. Antony's College, Oxford, institución que me ha mantenido durante casi diez años dejándome hacer exactamente lo que yo quería.
Juan Martínez Alier
Mayo de 1973.